El poeta que hoy se conoce como Rubén Darío, padre del modernismo, nació con el nombre Félix Rubén García Sarmiento en Metapa (hoy Ciudad Darío), Nicaragua en 1867. De niño, sus padres se separaron y su madre fue a vivir con otro hombre en Honduras, dejando a Darío al cuidado de sus tíos abuelos. El poeta eventualmente decidió usar el antiguo apellido familiar Darío.
Educado por los jesuitas, Darío fue un lector precoz y comenzó a escribir sus primeros versos a temprana edad. De hecho, publicó su primer poema a los 13 años en un periódico local.
En 1887, después de haberse trasladado a Chile, logró publicar su primer libro de poemas Abrojos. El año siguiente salió Azul. . . , uno de sus libros más importantes, marcando el comienzo del modernismo. Además de poeta, fue corresponsal para el diario La Nación, de Buenos Aires, y luego director del diario La Unión, en El Salvador. Fue en este país, donde contrajo matrimonio con Rafaela Contreras en 1890.
En Madrid, colaboró con periódicos importantes y desempeñó varios cargos diplomáticos, entre ellos: cónsul honorífico de Colombia, en Buenos Aires, ciudad en la que publicó Prosas profanas y otros poemas; y embajador de Nicaragua en Madrid, donde publicó Cantos de vida y esperanza (1905).
A nivel personal, tampoco había mucha estabilidad. Su esposa falleció en 1893 y ese mismo año el poeta se casó con Rosario Murillo. Llevó una vida de embriaguez, mujeres y desenfreno. Por varios años luchó contra el alcoholismo, perjudicando su salud, y en 1916 cayó enfermo y falleció a los 49 años de edad en su Nicaragua natal.
Tarde del trópico
Rubén Darío
Es la tarde gris y triste.
Viste el mar de terciopelo
Y el cielo profundo viste
De duelo.
Del abismo se levanta
La queja amarga y sonora.
La onda, cuando el viento canta,
Llora.
Los violines de la bruma
Saludan al sol que muere.
Salmodia la blanca espuma:
Miserere.
La armonía el cielo inunda,
Y la brisa va a llevar
La canción triste y profunda
Del mar
Del clarín del horizonte
Brota sinfonía rara,
Como si la voz del monte
Vibrara.
Cual si fuese lo invisible...
Cual si fuese el rudo son
Que diese al viento un terrible
León.
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